Y Fue Alli La Mano De Jehova Sobre Mi
“Y fue allí la mano de Jehová sobre mí y me dijo: “Levántate y sal al campo, y allí hablaré contigo” Ezequiel 3:22
Desde que San Pablo fue enviado por tres años al desierto de Arabia, donde debió de estar ardiendo por esparcir las buenas nuevas, hasta nuestros días, ¿habéis oído de alguna persona que Cristo haya utilizado en gran manera y que no haya tenido que pasar por algún tiempo especial de espera, o que todos sus planes hayan sido primero trastornados por completo?
Vosotros esperabais contar acerca de vuestra confianza en Jesús en Siria, pero ahora Él dice, “Yo quiero que manifestéis lo que significa confiar en mí sin esperar ir a Siria”
Mi situación aunque menos severa, era lo mismo en principio. Yo creía que las puertas estaban abiertas de par en par para mi, para que emprendiese trabajo literario. Pero mi doctor se adelantó y dijo: “Eso nunca. Ella tiene que escoger entre escribir y vivir, ella no puede hacer ambas cosas.”
Esto aconteció en 1860. Pero cuando salí de mi encierro en 1869 y publiqué “El ministerio del canto”, pude ver y comprender la gran sabiduría de haber estado esperando guardada durante aquellos nueve años. El amor de Dios no cambia, Él ama de la misma manera, aún cuando no vemos ni sentimos Su amor. Su amor y soberanía también son iguales y universales, así que Él detiene el gozo y el progreso consciente, porque Él sabe mejor lo que verdaderamente madura y favorece Su obra en nosotros.
Memoria de Francis Ridley Havergal
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