Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida.” Salmo 71:20
Dios nos muestra las aflicciones. A veces, cuando esta parte de nuestra educación se está llevando hacia delante, tenemos que descender a “las partes mas profundas de la tierra”, pasar por medio de pasajes subterráneos, permanecer sepultados entre los muertos, pero jamás por un solo momento, el lazo de la amistad y comunión entre Dios y nosotros se atiranta para romperse, y después Dios vuelve a sacarnos de aquellas profundidades.
No dudes nunca de Dios. Nunca debes decir que El te ha olvidado o abandonado. No pienses jamás que El no se ocupa de nosotros. El vivificará nuevamente. En cada madeja de lana siempre existe un trozo alisado por muy enmarañada que pueda estar. Aún el día mas largo termina por desaparecer. La nieve del invierno dura bastante, pero al fin desaparece.
Permanece firme, tu trabajo no es en vano. Dios vuelve nuevamente y consuela, y cuando El lo hace, el corazón que ha olvidado su salmodia pronuncia una canción de júbilo como el Salmista: “Te daré gracias, te alabaré con instrumento de salterio, mis labios cantarán cuando a ti salmeare.”
MANANTIALES EN EL DESIERTO
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