jueves, 21 de enero de 2010

Vosotros todos los siervos de Jehova
“Vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis por las noches... Te bendiga Jehová desde Sión, el cual ha hecho los cielos y la tierra.” Salmo 134:3

Tu dirás que es una hora muy extraña el permanecer en la cada de Dios por la noche para adorar en la profundidad de la aflicción. Verdaderamente, que es una cosa ardua. Si que lo es, y allí se encuentra la bendición, es la prueba de la fe perfecta. Si yo deseo conocer el amor de mi amigo, debo de saber lo que él haría por mi en la adversidad. Así tiene que ser con el amor Divino. Para mi es muy fácil el adorar, cuando la vida me sonríe y prospero en todo. Pero supón que cambiase la marea y me viese rodeado de dificultades y aflicciones. ¿Continuaría alegre y gozoso? ¿Permanecería en la casa del Señor por la noche? ¿Lo amaría en la noche que a El pertenece? ¿Velaría siquiera una hora con El en su Getsemaní? ¿Ayudaría a llevar Su cruz por la vía dolorosa? ¿Permanecería junto a El en Sus últimos momentos de agonía con María y el discípulo amado?
¿Podría tomar el cuerpo de Cristo con Nicodemo? Entonces mi adoración sería completa y mi bendición gloriosa. Mi amor lo hubiese encontrado en Su humillación. Mi fe lo hubiese hallado en Su mansedumbre. Mi corazón hubiese reconocido Su majestad en medio de Su humilde disfraz, y estoy cierto que al fin hubiese deseado no el don, sino el Dador. Cuando pueda permanecer en Su casa por la noche, entonces es cuando habré aceptado a El, por lo que El es solamente.
George Matheson

TOMADO DE MANANTIALES EN EL DESIERTO

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