lunes, 19 de abril de 2010

Presentaros A Dios Como Vivos De Entre Los Muertos

“Presentaos a Dios como vivos de entre los muertos” Romanos 6:13

Una noche fui a oír hablar acerca de la consagración. No recibí ningún mensaje especial, pero cuando el orador se arrodilló, pronunció la siguiente frase: “¡Oh, Señor! Tú sabes que podemos confiar en Aquel que murió por nosotros.”
Este fue mi mensaje. Me levanté, y por la calle caminé para ir a tomar el tren. A medida que caminaba, pensé detenidamente sobre lo que la consagración podía significar para mi vida, y me dio miedo. Entonces, por encima del ruido y el resonar del tráfico de la calle, llegó a mi este mensaje. “Puedes confiar en Aquel que murió por ti”
Me subí en el tren para ir a casa, y durante el trayecto pensé en los cambios, sacrificios y disgustos que la consagración me podía traer consigo y me dio miedo.
Llegué a casa y me metí en mi habitación, y arrodillándome pensé sobre el pasado de mi vida. Había sido un cristiano, un miembro activo de la iglesia, un superintendente de la Escuela Dominical, pero nunca había entregado definitivamente mi vida a Dios.
Sin embargo, cuando pensé de los planes tan queridos que tenía que echar por tierra, de las esperanzas tan acariciadas que tenía que abandonar, de la profesión elegida que pudiera ser que tendría que dejar, Me dio miedo.
No veía que Dios tenía cosas mejores guardadas para mi, así que mi alma se encogió, pero entonces por última vez, vino a lo mas íntimo de mi corazón con un ímpetu veloz de poder convencedor, aquel mensaje escudriñador:
”Hijo mío, tú puedes confiar en Aquel que murió por ti. Si no puedes confiar en Él, ¿en quién puedes confiar?”
Esto terminó casi todas mis preocupaciones, porque en un abrir y cerrar de ojos, pude ver que Aquel que me amó de tal manera que dio su vida por mí, podía ser absolutamente confiado con todo lo concerniente a la vida que Él había salvado.
Querido amigo, tú puedes confiar en Aquel que murió por ti. Tú puedes confiar en que Él frustrará solo aquellos planes que pudieran perjudicarte, y te ayudará a que realices aquellos que sean para la Gloria de Dios y tu bien mas elevado. Tú puedes confiar que Él te guiará por la senda que sea mejor para ti en este mundo.
J. H. McC.

“La vida no es botín que debe de salvarse en el mundo, sino una inversión o capital que se nos ha dado, para que lo utilicemos en el mundo.”
Manantiales en el desierto

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