“Cuando pasares por las aguas.... y por los ríos, no te anegarán.” Isaías 43:2
Dios no nos abre camino con antelación a nuestra llegada. No promete ayuda hasta que la ayuda se necesita. No quita los obstáculos de nuestro camino, hasta que no los encontramos. No obstante cuando estamos al borde de la necesidad, Dios nos extiende su mano.
Muchas personas olvidan esto, y siempre están angustiándose acerca de las dificultades que preveen en el futuro. Esperan que Dios va a abrirles el camino de par en par y prepararles millas y millas por adelantado, cuando Dios solamente ha prometido hacer esto paso a paso y a medida que la necesidad se les presente. Antes de pedir que se cumpla la promesa, es necesario que estés dentro del agua y sus inundaciones. Muchas personas se aterrorizan de la muerte y se lamentan de que no poseen “la gracia mortal”. Es natural que no poseen “la gracia mortal” cuando gozan de buena salud, en medio de los deberes que la vida impone y muy lejos de la muerte. ¿Porqué deben tener esta gracia? Lo que entonces necesitan, es la gracia para cumplir con sus deberes, la gracia vital, la gracia mortal la necesitan solo cuando estén junto a la muerte. J. R. M.
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