jueves, 4 de agosto de 2011

“Y apareció YHWH a Isaac aquella noche.” Génesis 26:24

“Y apareció YHWH a Isaac aquella noche.” Génesis 26:24

Apareció la misma noche, la noche en que fue a Beer-Sheba. ¿Crees que esta revelación fue una casualidad? ¿Crees que el tiempo en que ocurrió también lo fue? ¿Crees que podría haber acontecido en otra cualquier noche lo mismo que en ésta? Sí, es así, has cometido una falta de gran gravedad. ¿Porqué le aconteció a Isaac en la noche en que llegó a Beer-Sheba? Porque fue en la noche en que halló descanso. En su antigua localidad había estado atormentado. Hubo una serie de riñas pequeñas sobre la posesión de ciertos pozos mezquinos. No hay molestias tan grandes como las pequeñas inquietudes especialmente si existe una acumulación de ellas. Isaac se dio cuenta de esto. Aún después de haber pasado la contienda, el lugar dejó un recuerdo desagradable. El decidió marcharse. Buscó un cambio de escena. El quitó su tienda del sitio en que tuvo lugar la contienda. Aquella misma noche tuvo la revelación. YHWH le habló cuando no tenía ninguna tormenta interior. El no podía hablar cuando tenía la mente irritada. Su voz reclama el silencio del alma. Solamente en el silencio del espíritu fue como Isaac pudo oír el susurro de la voz de dios. su noche silenciosa fue su noche estrellada.

Alma mía, ¿has pensado sobre las palabras, “Está quieto y conoce?” En la hora de la perturbación no puedes oír la contestación a tus oraciones. ¡Con cuanta frecuencia te ha parecido que la respuesta la has recibido mucho después! El corazón no obtiene respuesta en el momento de su clamor, de su trueno, de su temblor de tierra y de fuego. Pero cuando cesa el clamor, cuando viene la calma, cuando tu mano deja de llamar en la puerta de hierro, cuando tu interés por las vidas de otros rompe la tragedia de la tuya, entonces aparece la respuesta tan retardada. Tu debes tener paz si quieres obtener el deseo de tu corazón. La pulsación de tus necesidades también deben de no alterarse. Esconde la tempestad de tu turbación personal detrás del altar de una tribulación comían y esa misma noche el Señor se te aparecerá. El arco iris se extenderá por el lugar de la inundación calmada, y en la quietud oirás la música eterna.
George Matheson

“Las lecciones mas grandes de la vida son las que aprendemos, no en los colegios ni en las universidades, sino en el silencio del alma, en la presencia de 

YHWH”

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