domingo, 11 de abril de 2010

Bastate Mi Gracia

Bastate Mi Gracia
“Bástate mi gracia.” 2ª Corintios 12:9

Fue la voluntad de Dios el llevarse a mi niño mas pequeño bajo circunstancias de pruebas y aflicciones peculiares. Al dejar el cuerpo de mi pequeño en el cementerio, y estando de camino para casa, sentí el deber de predicar a mi congregación sobre el significado de la prueba.
Al encontrar que este texto estaba en la lección para el sábado siguiente, lo escogí como el mensaje de mi Maestro para ellos y para mi, pero al tratar de preparar las notas, hallé que honestamente no podía decir que aquellas palabras fuesen verdad, por consiguiente, me arrodillé y pedí a Dios que permitiese que Su gracia fuese lo suficiente para mi. Durante mi súplica, abrí los ojos y vi un marco con un texto iluminado que mi madre me había dado hacía solamente unos días, y el cual pedí a mi criada que lo colgase en la pared, durante mi ausencia al ir a pasar mis vacaciones de donde Dios se llevó a nuestro pequeñito.
Al volver a casa no noté el significado de las palabras del texto, pero al limpiarme los ojos y mirar, me encontré de frente con estas palabras: “Mi gracia es suficiente para ti”
El “es” estaba citado con un verde brillante, mientras que el “Mi” y “para ti” estaban pintados en otro color.
En ese momento vino directamente aquel mensaje a mi alma como una reprensión, por ofrecer una oración como “Señor, haz que Tu gracia sea suficiente para mi”. La respuesta podía oírse casi como el sonido de una voz diciendo: “¿Porqué te atreves a pedir que sea, lo que ya es?” Dios no puede hacer que su gracia sea mas suficiente de lo que ya la ha hecho. Levántate y créelo y encontrarás que es verdad, porque el Señor lo dice en la forma mas simple, “Mi gracia es (no que será o puede ser) suficiente para ti”
Las palabras “mi”, “es” y “para ti” fueron grabadas indeleblemente desde aquel momento en mi corazón, y gracias a Dios, desde aquel día hasta hoy, he tratado de vivir en la realidad de aquel mensaje.
La lección que yo recibí y quiero transmitir a otros, es que nunca conviertas los hechos de Dios en esperanzas u oraciones, sino úsalos simplemente como realidades y los hallarás tan poderosos como los crees.
H. W. Webb Peploe

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