Tu, Oh Dios, Eres Mi Rey
“Tú, oh Dios, eres mi Rey, manda saludes a Jacob.” Salmo 44:4
No hay adversarios en el crecimiento de tu gracia, ni enemigos en tu labor cristiana, que no haya sido incluido en las conquistas del Salvador.
Tú no necesitas asustarte de ellos. Cuando les toques, huirán delante de ti, Dios ha prometido rendirlos en tu presencia.
Solamente sé fuerte y muy valiente. No temas, ni desmayes. El Señor está contigo. Tú eres poderoso porque el Todopoderoso te acompaña. Reclama la victoria. Cuando quiera que tus enemigos se aproximen a ti, proclama la victoria. Cuando tu corazón y tus fuerzas te fallen, eleva tu mirada y proclama la victoria.
Está seguro que tú tienes una parte en aquel triunfo que Jesús obtuvo no sólo para Él, sino para todos nosotros. Recuerda que tú estabas en Él, cuando Él lo ganó, y proclama la victoria.
Cuenta con que es tuya, y recoge el botín. No te espantes ni tengas miedo en atacar a los gigantes ni a las ciudades amuralladas. Reclama tu participación en la victoria del Salvador.
Josué – por Meyer
Somos hijos de un Rey. ¿De qué modo honramos mas a nuestro Divino Soberano? ¿Omitiendo el pedir nuestros derechos y aún dudando si nos pertenecen o manteniendo nuestros privilegios como hijos de la Familia Real y pidiendo los derechos que corresponden a nuestra herencia?
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