“Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, así Jehová solo le guió, y no hubo con El Dios ajeno.” Deuteronomio 32:11-12
Nuestro Padre Todopoderoso se complace en conducir los tiernos polluelos que tiene bajo Su cuidado al mismo borde del precipicio, y aún les empuja por él en los aires, para que aprendan el poder de volar que tienen y que aún no han ejercitado. Y si en su tentativa se encuentran en peligro, El siempre está preparado parda volar debajo de ellos y elevarlos en Sus alas poderosas. Cuando Dios coloca a Sus hijos en una posición de una dificultad sin igual, ellos siempre pueden contar con El para sacarlos del apuro.
La canción de Victoria.
“Cuando Dios coloca una carga sobre ti, El siempre pone Su propio brazo debajo.”
Hay una planta pequeña y sin desarrollar que crece bajo la sombra de un roble frondoso, y esta planta pequeñita, atesora la sombra que la cubre y estima grandemente el reposo sosegado que su amigo tan generosamente le proporciona. Pero hay una gran bendición preparada para dicha plantita.
En cierta ocasión apareció el leñador y cortó el roble con su hacha muy afilada. Entonces la planta llora y grita: “¡Mi sombra se ha marchado, ahora todo viento áspero soplará sobre mi y todas las tormentas harán lo posible por desarraigarme!”
“No, no” dijo el ángel de aquella flor: “ahora el sol llegará a ti, ahora la lluvia caerá sobre ti en mayor abundancia que antes, ahora la forma que tienes sin desarrollar crecerá en hermosura y tu flor que nunca hubiese podido desarrollarse por si misma con toda perfección, ahora se reirá a la luz del sol y los hombres dirán” “¡De que manera tan grandiosa ha crecido esa planta! ¡En que cosa tan gloriosa se ha convertido su belleza al quitarle aquello que era una sombra y su delicia!”
¿Veis entonces, como Dios pudo quitarnos vuestras comodidades y privilegios para hacernos mejores cristianos? El Señor siempre entrena a Sus soldados, no permitiéndoles que reposen en colchones de plumas, sino arrojándoles fuera y usándolos en marchas forzadas y en servicios difíciles. El les hace vadear por las corrientes, nadar por los ríos, trepar montañas y andar muchas y largas caminatas con mochilas pesadas de aflicción sobre sus espaldas. Esta es la manera como El los hace soldados. No vistiéndolos con uniformes bonitos para que presuman en las puertas de los cuarteles y para que aparezcan como grandes caballeros a la vista de aquellos que andan holgazaneando por los parques. Dios sabe que los soldados solamente se hacen en la batalla, ellos no mejoran en los tiempos de paz. Podemos aumentar las causas como se forman los soldados, pero los guerreros verdaderamente son educados con el olor de la pólvora, en medio del zumbido de las balas y el tronar de los cañones, pero en tiempos apacibles y pacíficos. Pues bien Cristiano, ¿No tiene todo esto cierta relación con ello? ¿No está tu Señor usando tus dones y haciendo que crezcan? ¿No está desarrollando en ti las cualidades del soldado al arrojarte en lo peor de la batalla? ¿No deberías utilizar todos los recursos a tu alcance para salir de ella victorioso?
Spurgeon
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