“No veréis viento, ni veréis lluvia, y este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros y vuestras bestias, y vuestros ganados. Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová , dará también a los Moabitas en vuestras manos.” 2º Reyes 3:17-18
Para el conocimiento humano era completamente imposible, pero para Dios nada es difícil.
Sin un sonido o señal, vino una gran abundancia de agua durante toda la noche de una manera imperceptible, procedente de fuentes invisibles. Cuando amaneció, aquellas zanjas rebosaron con agua cristalina y reflejaban los rayos del sol matutino de las colinas rojas de Edom.
Nuestra incredulidad siempre desea una señal exterior. La religión de muchos es principalmente sensacional y no se convence de su pureza sin manifestaciones, etc., pero el mayor triunfo de la fe es el permanecer quieto y conocer que El es Dios.
La gran victoria de la fe es el permanecer delante de un Mar Rojo, intransitable, y oír decir al Maestro: “Permanece quieto, y ve la salvación del Señor.” Y “Marcha hacia adelante.” Al avanzar sin señal o sonido alguno, ni una sola ola salpica, y al mojar nuestros pies, al dar nuestros primeros pasos por las aguas, veremos cuando caminamos dividirse el mar y abrirse el camino por medio de las mismas aguas.
Si contemplamos alguna de las obras milagrosas de Dios en algún caso extraordinario de cura o rescate providencial, estoy seguro que la cosa que mas nos impresiona es la quietud como se realiza, la ausencia de ostentación y de lo sensacional, el darnos cuenta de nuestra inutilidad cuando permanecemos en la presencia de este Dios poderoso y el sentir lo fácil que es para El hacerlo todo sin el menor esfuerzo de Su parte o nuestra ayuda.
La función de la fe no es cuestionar, sino obedecer. Los cántaros se hicieron y el agua brotó de alguna fuente sobrenatural.
¡Qué lección tan ejemplar para nuestra fe! ¿Deseas una bendición espiritual? Abre tu corazón a Dios, y El lo llenará en el lugar que menos puedas imaginarte y de la forma que menos puedas pensar.
Pide a Dios que te conceda la fe que obre por fe, y no por lo visible y confía que Dios obra aunque no veamos señales de lluvia o viento.
A. B. Simpson
2 comentarios:
Sólo la verdadera fe es la que nos conduce a la tranquilidad de que todo será para bien, pero si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, sólo alcanzaremos la desilucion
Sólo la verdadera fe es la que nos conduce a la tranquilidad de que todo será para bien, pero si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, sólo alcanzaremos la desilucion
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