martes, 16 de septiembre de 2014

“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán.” Eclesiastés 11:3

“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán.” Eclesiastés 11:3


No debemos temer a las nubes que ahora oscurecen nuestro cielo. Es cierto que durante un poco de tiempo ocultan el sol, pero el sol no se extingue, a los pocos momentos vuelve a aparecer. Mientras tanto, aquellas nubes negras están llenas de lluvia, y cuanto mas negras son, es lo mas probable que derramen infinidad de chaparrones.
¿Cómo podemos obtener la lluvia sin que haya nubes? Nuestras turbaciones siempre nos han traído bendiciones y siempre continuarán trayéndonoslas. Son los vehículos portadores de la gracia divina. Estas nubes no tardarán mucho en descender y toda hierba delicada se alegrará inmensamente por la lluvia. Nuestro Dios podrá empaparnos con aflicción pero nos renovará con misericordia. Frecuentemente, las cartas amorosas de nuestro Señor llegan a nosotros en sobres de luto. Sus vagones pueden crujir, pero están cargados con beneficios. Su vara produce flores preciosas y frutos nutritivos. No nos atormentemos por las nubes, sino al contrario, cantemos por que las flores de Mayo las recibimos por medio de las nubes y las lluvias de Abril.

¡Oh, Señor, las nubes son el polvo de tus pies! ¡Cuan cerca estás de nosotros en los días de tribulación y necesidad! El amor te contempla y se regocija. La fe ve a las nubes descender y alegrar a las colinas por todas partes. 
C. H. Spurgeon 

El espacio azul de los cielos es mayor que las nubes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

palabras de bendicion que me dan gozo en medio de la tormenta. ya me parecia que las nubes eran eternas.